Sinopsis

Presentación
¿Y dónde queda la presunción de inocencia?. Lo único que saben ustedes, público asistente, y tribunal de este proceso a Yago, es la versión comúnmente aceptada, y repetida hasta la saciedad. Desde que un tal Shakespeare contara su versión, el nombre de Yago siempre ha estalo ligado a la traición, el delito, el perjurio, el crimen…

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Según la versión del viejo inglés errante, Otelo, general del ejército de la república de Venecia, y Desdémona, hija del senador Brabancio, se enamoran y se casan en secreto. Yago, uno de los alféreces del moro, movido por el odio que siente hacia él, trata de provocar los celos de Otelo haciéndole creer que su esposa le es infiel con Casio, su más leal teniente. Víctima de sus terribles celos, Otelo acaba dando muerte a Desdémona y después, al descubrir que todo ha sido un engaño del malvado Yago, se suicida.

¿Pero quién ha escuchado la versión del propio acusado?. ¿Por qué aceptamos sin el menor atisbo de duda la versión oficial de los hechos?. ¿No es esto un fiel reflejo de la sociedad que nos ha tocado vivir?…  Teatro La República da al acusado lo que la historia y la justicia le han negado, la posibilidad de defenderse de las acusaciones después de más de 400 años.

Y al final de la función, usted público asistente, ha de votar en conciencia sin que su libertad se vea condicionada por prejuicio alguno, o por la necesidad de obedecer a una regla suprema y eterna.


 Argumento Original

Otelo, general moro al servicio de la republica de Venecia, enamora con los relatos de su vida y hazañas a la bella y casta Desdemona, hija del senador Brabancio, a la cual rapta y hace su esposa. Por exigencias del servicio del estado, Otelo y su mujer, separadamente, parten de Venecia para reunirse en Chipre.

El malvado y envidioso Yago, alférez del Moro, a quien aborrece por creer que galanteo anteriormente a su mujer, Emilia, y mas aun por juzgarse menospreciado por el nombramiento de teniente recaído en el honrado Casio, se propone amargar la existencia al ingenio Otelo haciendo nacer y alentando en su alma el tormento de los celos, sin preocuparse por las victimas inocentes que puedan sufrir las consecuencias de su odiosa intriga.

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Con diabólica astucia logra Yago, primero, embriagar a Casio, que nunca bebía, llevando a provocar un escándalo preparado de antemano, que da por resultado que Otelo le prive de su cargo a aquel. Después incita al inocente destituido a que busque la protección de Desdemona, a quien su esposo no negaba nada, para obtener del Moro el perdón; y al mismo tiempo, por si y por mediación de Emilia, su mujer, dama de Desdemona, convencen a esta de que interceda con su marido para que levante el castigo al culpable.

Por medio de malvadas y hábiles insinuaciones, hace surgir Yago en el pecho del enamorado y candoroso Otelo la sospecha de unos amores entre su virtuosa esposa y Casio, sirviendo de prueba decisiva de la supuesta pasión criminal un pañuelo que el moro regalo a Desdemona y que Yago consigue sea visto por el celoso Otelo en el poder de Casio, el cual ignoraba hasta de quien era la prenda.

Con tan frágiles cimientos se levanta el formidable edificio de unos celos realmente africanos, que traen como consecuencia el decreto de asesinato de Casio, cuya ejecución se confía a Yago, y el estrangulamiento de la inocente desdemona por su propio marido.

El malvado promotor de la tragedia acaba enredado en las mallas de la misma, pues ante el lecho de Desdemona se ve acusado y descubierta toda la intriga por su propia mujer, Emilia, y por Casio, que escapo con vida del atentado.
El conocer el horror de su situación, Otelo se da muerte ante todos, después de haber visto a yago, el cual es entregado a la justicia del nuevo gobernador, Casio, con encargo de hacerle sufrir los mayores tormentos.

 

Otros datos

Para escribir Otelo, Shakespeare se inspiró en una obra incluida en una recopilación de relatos cortos del escritor G. Cinthio, que el inglés pudo haber leído en francés o en italiano. En uno de estos relatos aparece un personaje llamado “Moro”, de raza blanca. Por lo tanto es lógico suponer Shakespeare decidió que el personaje de Otelo debía ser negro para “justificar” su debilidad mental ante la sospecha de los celos y poner así de manifiesto la supuesta inferioridad de la raza negra (el racismo, como se puede observar, no es un problema reciente)

 

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