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La guerra liberada

Alguien me calificó como hijo de la generación X. Soy un vástago del desamparo y de la guerra, de la hipocresía de mis colegas de la izquierda y de la rapiña de los que militan a la diestra de Dios Padre.

De las ruinas de mis ilusiones nace NWC (No War Cabaret), un espectáculo intolerante. Es un producto de esta sociedad que sin indulgencia alguna, acepta el linchamiento como bálsamo sanador de heridas que hereda de aquellos, que en el trato corto, nos infundan y contaminan de miedo.

Cuando la guerra se libera y se desata, hay días infaustos, funestos y aciagos que resucitan los fantasmas que nunca existieron y que se dibujan ante la posibilidad de germinar de verdad. Hay días que te convierten en exiliado del paraíso y que te reducen a compinche de cualquier guerra por muy cerrada que tengas la boca.

Por eso, justamente por eso, por ser un ciego ante las inmoralidades, un mudo ante las sinrazones o un sordo ante los aullidos de los explotados, los sobrados de motivos arrasan tu casa en busca de la justicia, quedando así deslumbrados por la ira.
¿De que le sirvió a esta sociedad gritar contra gobiernos absolutistas, si cuando se sintió atacada, lo pagó coléricamente con sus más débiles conurbanos?

Si la ley de la selva se convierte en política de Estado, no es necesario que el diablo cargue las armas. Cuando legalizar por decreto la tortura, es esponsorizada por los fervorosos de la democracia, los gulags y el frío siberiano no quedan tan lejos como creíamos.

Cuando verifico que soy un torturador a tiempo parcial, revelo que Mauthausen y Auswitch nunca desaparecieron de nuestro particular Plan de Ordenación Urbano, y que sencillamente es una finca a medio recalificar.

NWC (No War Cabaret) no es un trabajo contra la guerra. Es un espectáculo contra ti y contra los que como tu, utilizar el know-how para idiotizarse mientras adviertes como esa misma tecnología, la usan otros para asesinar o secuestrar sociedades.

NWC (No War Cabaret) no es un intento pedagógico ni didáctico, sino una acusación directa a todos los que como tu, concurrentes a esta liturgia y amparado por la democracia, responsabilizas a tus líderes políticos de todas tus dolencias y enfermedades. En las dictaduras, los ciudadanos no son fiadores de los despropósitos de sus regentes; en las democracias, sí.

Y que nos importa la convención de Ginebra o los juicios de Nuremberg. Como nuestros enemigos son crueles y un hijuela de asesinos, nosotros nos permitimos ser unos cuatreros para detener la cruenta sublevación.

Cuando la guerra se libera y se desata, la última esperanza llamada Europa, autoriza a los Estados miembros en su flamante Constitución, a recurrir a medios militares para “garantizar el mantenimiento de la paz, la prevención de conflictos y el fortalecimiento de la seguridad internacional”… En otras palabras, ampara la guerra preventiva.

Cuando la guerra se libera y se desata, casi no hay motivos para salir al camino al encuentro de los otros. No espero mucho de ti como espectador. Te aconsejo que hagas lo mismo con nuestro espectáculo… Probablemente te va a incomodar y con la amplitud que te dan los dos conceptos teatrales que aprendiste en la primaria, nos acusarás de “falta de ritmo”.
Si decides quedarte pese a todo… Bon Appétit

La paz será siempre roja
mientras sangre como sangra

Pedro Lezcano

Nacho Cabrera, Director

Compañía: Producciones La Repùblica S.L.

Tìtulo Final: NWC (No War Cabaret)

Género: Músical – Sátira – Cabaret

Autor: Nacho Cabrera

Dirección: Nacho Cabrera

Intérpretes: Domingo Ruano, Rosa Díez

Producción: Producciones La Repùblica S.L.

Iluminación: Miguel Ferrera

Espacio Sonoro: Oswaldo Rodríguez “Chuso”

Trabajo Vocal: Mariola Rodríguez.

Escenografía: Clemente García

Vestuario: Mingo Ruano

Imagen-Publicidad: Producciones del Mar S.L.

Fotografía: Mario Vega

Distribución: Producciones La República S.L. y Tribalia Producciones.

Idioma: Español

Número de actores: 2

Número de técnicos: 2

Duración: 70 minutos

Público: Todos los públicos