Reflexiones sobre el Teatro de Enrique Buenaventura

Cuando se leen los textos de este autor colombiano es fácil que el imaginario viaje y se ubique en las favelas del Brasil. En sus textos toma fuerza el sentido comunitario, sus logros y luchas.

Cuando leía acerca de la dramaturgia del actor que Buenaventura propone dentro de la Creación Colectiva no podían desprenderse de mis recuerdos mis años compartidos en el Teatro La Bacante. Allí desde la práctica y ahora desde el enfoque teórico comprendo más esa línea estética Grotowskiana a la cual me he ido acercando desde mi cuerpo e intelecto. En estos procesos del teatro experimental es el actor quien investiga “personajes, situaciones, temas, y convierte en imágenes dramáticas, los documentos recogidos durante el proceso de investigación.” ( El Nuevo Teatro Colombiano Pág. 98.)

Es un texto gestual un texto estético que se va construyendo de improvisaciones, imágenes, fotografías, secuencias de acciones, etc. Este tipo de teatro es en mi consideración más íntimo, no pretende grandes ambiciones taquilleras, no se trata de lo fastuoso, más bien se aborda la sencillez la pobreza en sentido Grotowskiano pero resalta una disciplina titánica y un trabajo arduo en relación al tiempo de sentido Grupal.

Recuerdo que cada obra de la Bacante, como referente más cercano a mi tenía un período de más de ocho meses de ensayo y de investigación, es un trabajo agotador, militar y donde te consagras a tus convicciones con una entrega única y constante.

Buenaventura dice “para conservar su independencia económica, ideológica y cultural, los miembros del colectivo se ven obligados a desempeñar diferentes oficios como la enseñanza…” Recuerdo que en vacaciones una vez fuimos monitores de planes vacacionales para niños los cuales vinculaban creatividad y teatro. Tuvimos una primera experiencia nefasta el CADAFE donde salimos con las tablas en la cabeza y luego a partir del análisis de todos esos errores salimos airosos con los niños de los Trabajadores del Poliedro. Donde mejoramos y nos organizamos en torno a las debilidades de la experiencia anterior.

Yo me atrevería a asegurar que en este teatro el actor se empodera, es más propósitivo es escuchado. Sus propuestas son sometidas a la consideración grupal. En mi caso dichos talleres salieron de una línea de investigación de mi tesis de especialización en Publicidad y Mercadeo donde diseñe propuestas recreacionales diferentes y lúdicas para los niños.

En este nuevo teatro colombiano y latinoamericano se destaca el proletariado y las ideas sociológicas “que reconocen al hombre como ser social” (Santiago García “La Creación Colectiva”Teatro popular y cambio social.) Desde mi subjetividad yo lo vinculo al nuevo cine latinoamericano ya que en ambos campos culturales y artísticos se plantean problemáticas del hombre como ente explotado, la miseria el hambre y problemas de pobreza en estas latitudes. El Cine documental plantea ideológicamente estas posturas desde la estética fílmica centrada en la realidad y en la sociedad, sin ficciones de por medio.

El Director en la experiencia colectiva es más un asesor, un estimulador creativo y sistematizador de un proceso. En esta propuesta no tiene a mi juicio, ese rol tiránico y autócrata pues la creación como el mismo nombre lo señala es del colectivo.

El actor diseña su propio discurso a partir de diversos puntos de partida, entre ellos la improvisación.

Este teatro en su percepción política argumenta posturas contra la jerarquía eclesiástica. La iglesia reprime para “subyugar al ser humano todas las imágenes negativas que se asocian al deseo, fueron también asociadas al comunismo” El Nuevo Teatro Colombiano. Pág 119.
Ya Michael Foucault en sus estudios de espacios políticos reacciona ante esta supeditación castrante del cuerpo y el deseo como un elemento de dominio.

El teatro de la Candelaria aborda “El gestus” dramático como elemento protestatario y político, tal como lo empezamos a identificar en Pavlosky. Quizás esta exacerbación pretende ironizar y desenmascarar la hipocresía y caretas burguesas.

En A la Diestra de Dios Padre ya vemos un poco esa tesis del socialismo utópico, “la historia del hombre que quiso el mundo arreglar”. En esta mojiganga ya el abanderado trata de mantener una balanza emulando a Robin Hood. En el viejo limosnero se clama cómo una oligarquía poderosa lleva a este personaje a un estado de miseria y abandono. El lenguaje en esta pieza es escrito de manera que al hablar sus personajes lo hagan como gente campesina y humilde. En la estructura dramática hay un vuelco donde todas las condiciones se trastocan. Con el personaje del Banquero, Buenaventura presenta el Consumismo, el capitalismo, el sueño americano del crédito. Pero además el Capitalismo es visto como una fuerza maligna que destruye.

El Rey que nos presenta Buenaventura no se resguarda de este típico hablar atropellado donde se omiten fonemas de las palabras.
“Por siglos la utilizaron para impedir la rebelión” las brujas eran perseguidas en épocas medievales desconociendo que los mal llamados aquelarres eran fiestas de aldeas donde se compartían los saberes populares entre ellos los medicinales.

Una característica de Buenaventura que se reitera en su teatro es la inclusión de frases en latín. En la orgía Buenaventura incluye este recurso. Sus personajes recurrentes son los mendigos, los discapacitados, los viejos. Es una orgía muy teatral, por un momento me hizo recordar en teatro de Rodolfo Santana, son seres que en el delirio se embriagan y se someten torturándose sicológicamente.

Linda Quintero

Acerca de teatrolarepublica

Director de Teatro.

Publicado el 06/05/2011 en Blog. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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