La noche de los cuchillos largos

La noche de los cuchillos largos
Heiner Müller

A. Y cuando la noche se hizo día por el incendio del Reichstag
Apareció mi hermano en la puerta y no le di la mano.
B. Yo soy tu hermano.
A. Lo eres tú.
Y si lo fueras, por qué te apareces
Ante mi cara con manos rojas
De sangre de los nuestros. Estarías tres veces muerto.
B. Eso quiero, hermano, por eso estoy aquí.
A. Me llamas hermano. Y ya no lo soy.
Entre nosotros pasa un cuchillo llamado traición
Y eres tú quien lo ha forjado.
B. Y lo soy y mi mano está roja
Dame lo que te pido, mi muerte.
A. Dijo mi hermano el que ya no lo era
Sino una mancha y un peligro.
Ellos lo habían torturado en sus sótanos
Y andaba ahora en camisa parda y comía de sus platos.
En sus manos las heridas estaban frescas
Ahora su revó1ver estaba sobre la mesa.
Hazlo tú mismo.
B. Si pudiera, hermano, lo haría.
Ya no soy el que era.
A. Qué me importa.
B. Somos de la misma madre.
A. Arrástrate de retorno.
B. Mi puesto estaba junto al tuyo en la fábrica.
A. Ojalá el alambre de acero te hubiese destrozado.
Debí saber en qué te convertirías.
B. También estuve en la huelga general
En la Puerta de Brandemburgo entre gritos de viva
Con la verdad bajo el brazo estuve contigo.
A. Tu camisa es parda, esa es la verdad ahora y aquí.
B. La verdad ahora y aquí. Quieres leerla.
Por tres semanas he sido papel
Sobre el que tu enemigo y el mío escribió su verdad
Se quita la camisa parda. En su pecho una cruz gamada aún fresca. )
Y lo que de tu hermano quedó
Es el traidor.
A. Qué estás esperando.
Haz tu trabajo, hermano. Luego mira
Cómo me desuellan, y con buenas razones.
Sea como sea, no seré vuestro perro.
B. Debo acaso decirte cómo se convierte a un hombre en un perro.
A. Lo veo en ti: has llegado lejos.
Métete en tu pellejo, perro, afuera ladra la plebe
Y arranca de un mordisco tu parte del botín.

Pausa. Ruido de la cuidad.

B. No abrí la boca en las celdas de la Gestapo.
Al salir no era más claro el día.
Vosotros pasábais a mi lado ajenos
Mi sangre aún no se había secado en mi camisa.
Por vosotros había doblado el lomo, ahora
Para mí solo quedaba el basurero y estaba ocupado.
Durante la segunda función tras tres semanas de pausa
Me sentía en la celda casi como en casa.
El apretón de manos sustituido por la patada.
Cuando alguien saltaba la cogían conmigo.
Como si yo fuera el chivato.
Ahora cómprate algo para tu honor de proletario.
(Se pone la camisa parda.) 
Mi compra fue, donde hay un perro hay un pellejo
La camisa parda, el carrusel se mueve a la derecha
Y las botas se sienten, no estás solo
Levantas la cachiporra y los otros gritan.
Eso era todo. Miré al fondo de mí.
La Noche de los Cuchillos Largos pregunta quién a quién.
Yo soy uno y soy el otro.
Hay uno de más. Quién arrastra a quién.
Toma el revólver, haz lo que yo no puedo
Dejar de ser un perro y ser tan rolo un hombre muerto.
A. Y mientras los nuestros gritaban en las celdas
Los Cuchillos Largos andaban cortando por Berlín
Mataba al traidor, mi hermano, yo.

Acerca de teatrolarepublica

Director de Teatro.

Publicado el 15/10/2011 en Blog. Añade a favoritos el enlace permanente. 1 comentario.

  1. Hola, estoy haciendo un ejercicio precisamente con esa escena, quisira saber si alguien tiene la obra completa que me la facilite.

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