Manipular la anatomía. (Impostores/Ensayo1)
Reconozco que tengo cierta debilidad por la cirugía, y en este proceso plástico de dar forma a las palabras y al alma de los textos, me encuentro cómodo. En esta suerte de Doctor Víctor Frankenstein donde he vampirizado las certeras técnicas del derrumbamiento del actor y su posterior renacer en un personaje hecho a mi imagen y semejanza, soy capaz de detectar los males que aquejaran la obra de arte que se acalambra entre mis manos.
Busco pócimas mágicas que inmunicen a impostores del futuro de estaticidades innecesarias; a charlatanes que no ensucien con ruidos y cantilenas un texto que custodia más realidad que teatro; escarbo en falaces vendedores de crueldades internas excelsamente ornamentadas con el flash-back de sus propias miserias; empujo a la búsqueda del actor radical que se enciende con un imperceptible toque de esquizofrenia, al actor que toma la pobreza escénica como el último banquete del propio Dios; exhorto que nuestra mesa mute de los susurros del velador de operaciones al ágora de interrogatorios.
El primer ensayo me regaló algunas certezas que buscaba, indicios más que esperanzadores. Espero que en esta operación a vida o muerte, Olivia Ramírez sepa tranquilizar mi pulso con el susurro preciso cuando todo parece perdido.
Publicado el 21/08/2014 en Blog, Los Impostores (2013) y etiquetado en blog, cirugía, Ensayo, los impostores, Víctor Frankenstein. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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