Archivo del sitio
Entrevista a Nacho Cabrera

Te dejamos la entrevista que hoy ha aparecido en el diario Canarias 7, al director de Teatro La República, a propósito del nuevo estreno MADRE.https://www.canarias7.es/cultura/nacho-cabrera-madre-20211120181445-nt.html
MADRE es un espectáculo donde hemos puesto el alma, para contar el drama del Sahara desde la obra original de Bertold Brecht. Estrenaremos el próximo 10 y 11 de diciembre en el Teatro Cuyás.
Entradas en: https://www.teatrocuyas.com/portal2014/modules.php?mod=portal&file=venta_entradas&id=492
Éxito en el estreno de Gulag
Finalmente se estrenó Gulag el pasado 9 de Febrero en el Teatro Pérez Galdós de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Reseñamos una de la críticas que apareción en el diario Canarias 7 posteriormente. Fue el 11 de Febrero y la firmaba Victoriano S. Alamo.
Gracias a cuantos llenaron el coso capitalino y que nos arroparon con sus largas ovaciones….
Dimitri Shostakovich era consciente, como casi todos los habitantes de la extinta URSS, de que había llegado el final si una madrugada aporreaban la puerta de su casa. Por este motivo, el compositor ruso, que forma parte de la historia de la música por derecho propio, dormìa vestido y con una maleta con lo imprescindible al lado de la cama. Incluso, tal y como narra en la estupenda novela El ruido del tiempo, el británico Julian Barnes, a veces se pasaba toda la madrugada junto al ascensor esperando a que llegase a buscarlo la temida policía secreta estalinista. Si así era el día a día de una «gloria nacional» soviética, resulta difícil de asumir lo que vivió el resto de la población durante aquellas décadas de terror estatal. Se sabía que a los detenidos, salvo en excepciones muy puntuales, lo que les esperaba tras la detención eran sesiones de tortura, una ejecución sumaria o unos largos y penosos años en los temibles gulag. Allí, en campos de trabajo y exterminio, el sufrimiento superaba cualquier límite imaginable para una persona cuerda.
Shostakovich, como otros creadores soviéticos, sobrevivieron durante años bajo este terrible yugo. Conscientes de que una nueva creación, que los censores considerasen que no seguía los principios impuestos por el Estado a base de sangre y fuego, tendría unas consecuencias terribles.
«Censurar no es matar», explica el militar de alto rango Zhdanov, en un pasaje del montaje Gulag. Una reflexión que abre una de las vías que, con inteligencia, explora este montaje con el que el teatro Pérez Galdós ha puesto en marcha su ciclo La música como literatura. Muchos artistas no perdieron la vida, pero sí la libertad creativa. Y cuando, como le ocurría a Shostakovich, la música dotaba de sentido su existencia, estamos hablando de una situación peliaguda. Estos creadores se transformaban así en muertos en vida, tanto artística como físicamente.
Este complejo universo es el que retrata con brillantez el montaje escrito y dirigido por el ingeniense Nacho Cabrera. Se sustenta, por un lado, en la propia música de Shostakovich. Le acompaña la mencionada novela de Julian Barnes y la tercera pata la asume el texto Cartas de amor a Stalin, del dramaturgo Juan Mayorga.
El resultado es un espectáculo muy poco usual y denso, que se desarrolla durante casi 90 minutos con una puesta en escena elegante y muy eficaz. Sobre el escenario, la interpretación musical corrió a cargo de un cuarteto de cuerda y un pianista. El quinteto de músicos canarios estuvo brillante, a pesar que la carga escénica que les exige Gulag, lo que hizo que, durante los primeros instantes, se les viera algo dubitativos y tensos. Después cogieron vuelo, junto al actor Miguel Ángel Maciel, narrador y protagonista casi absoluto de la obra.
Las dos siguientes entregas del ciclo son Free Bach 212 y Satie. Monólogo musical para dos pia- nos mudos.